Colombia es un país que desde la época de la independencia viene sobreviviendo a una violencia política que está totalmente ensuciada por graves y rentables delitos.
El léxico que se usa en medio de esta cotidianidad intolerante tiene palabras que se balancean entre las víctimas y los victimarios; pero también entre ellos está los inocentes.
Cuando redactaron las reglas de la guerra en la primera convención de Ginebra 1949 la dedicaron a proteger los enfermos y heridos. En la convención de 1951 redactaron las definiciones y cuidados que merecen los refugiados. Y finamente en 1977 se define el tratamiento a las fuerzas enemigas y los habitantes de los territorios ocupados.
En los comunicados de los gobernantes en Colombia constantemente se establece que los más afectados en una guerra declarada por los grupos guerrilleros al gobierno son más que todo la población inocente.
Cotidianamente se entiende que un inocente es aquella persona que no tiene ni idea “donde está parado” lo que quiere decir que su vida es sencilla y básica y no quiere o puede comprender el contexto de eventos sociales que lo rodean.
Todos tenemos el derecho de la inocencia que en el tiempo de nuestra niñes debe ser protegida, por lo que las tradiciones continúan desarrollando las mismas explicaciones básicas y mágicas para el mundo.
Los temas más difíciles son de variados matices, para los cuales preferimos creernos las mentiras; para los temas como el sexo y todos sus manejos y expresiones, la espiritualidad y las definiciones del bien y el mal. Además, que es un tabú en muchos lugares hablar de la muerte, tan solo por poner unos ejemplos.
La inocencia se pierde con el tiempo por medio de la vida o por la investigación y la duda. Se va una manta que nos cubre los ojos y nos enteramos de que el mundo es guerra donde somos depredador y presa. Y armados hasta los dientes, aliados o enemigos.
Autor Luis Fernando Urrea Beltrán
Gracias por leer, opinar y comparir.
Fuente:
https://eacnur.org/blog/derechos-de-la-infancia-tc_alt45664n_o_pstn_o_pst/
-------------------------------
Te puede interesar
Hace muchos años sé estableció en la familia Beltrán un régimen mágico. El abuelo heredó el poder de sanar con sus manos. La abuela recibió del cielo la bendición de la fertilidad.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Recuerda que es importante el respeto, te agradecemos tus ideas y comentarios.