La humanidad no es una pila.
La matrix era el misterio que fundamentaba la trama de la primera de las películas de la saga que crearon los hermanos Wachowski. El personaje principal protagonizado por Keanu Reeves, Thomas Anderson, es un programador y rutinario navegante del ciber espacio que siente que algo extraño ocurre en el mundo, pues sufre de sueños lucidos y es testigo de sucesos que no se explica. En esos días se ve en las noticias el accionar de un grupo terrorista y destacan el seudónimo del líder, el afamado Morfeo.
Cuando Morfeo al fin logra que Mr Anderson ingrese por su voluntad a la realidad le explican de una manera didáctica que el mundo es gobernado por las máquinas y que la humanidad está sobreviviendo aduras penas como las ratas, cada vez más al fondo de la tierra y que el origen del mundo virtual en el que estaba preso se debía a que las inteligencias artificiales los usan como baterías.
Aquí es donde tengo que entrar y refutar esa idea de la película. Explican que la humanidad destruyo el cielo y no entra la luz del sol para alimentar las baterías de las maquinas. Pero a la vez dicen que la humanidad enterrada como roedores utilizan el calor de la tierra como combustible para sus máquinas.
Eso no cuadra y no implica que se desarme de plano la historia y menos descarta la necesidad de las maquinas por la naturaleza humana. Mi teoría no solo mantiene obligatoria simbiosis de las personas con los robots, sino que hace más fuerte el laso en cuanto a que propongo que la red que se ve en la cinta no es una de energía sino son torres de servidores.
Si lo entendió bien, en este mundo distónicos y para poder sostener una simulación del tamaño que nos muestran, más que energía lo que se requiere es capacidad de cómputo. Algunos datos científicos confirman que al cerebro humano le caben in esfuerzo unos 100 terabyte y que además puede expandirse de manera casi ilimitada.
La idea cambia todo, ¿se imaginan? Ahora empecemos a entender que ese mundo de “The Matrix” está rodando dentro de las cabezas de una humanidad esclavizada; pero que en realidad tiene el control porque sostiene todo el sistema y que cada uno de los personajes (programas) que allí viven pueden estar representados en seres vivos con dotes especiales en la vida real.
Autor: Luis Fernando Urrea Beltrán
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