Te alejaste porque tocaba, a lo mejor una decisión de Dios.
Tomamos cosas de las personas, nos enriquecemos todos los
días con los ademanes y dichos de quienes nos rodean; la presencia de los seres
que amamos nos complementa y si se van o ya no están, nos dejan un gran espacio
vacío, pero, estoy lleno de ti porque me dijiste más de una vez mis cualidades,
me abrazaste tantas veces que no tengo forma de contarlas y sé que me
amabas. Tu afecto lo sentí muchos de
esos días en que me acompañaste, me diste tu mano para cruzar las calles y para
enfrentar un mundo que sentíamos que se atravesaba.