Las aves no tienen mucho que ver con las metáforas que venimos utilizando y que aceptamos a priori. Aunque algunas plumas son usadas para llenar almohadas, hasta el siglo XIX fueron el principal instrumento de escritura. Las mejores plumas eran las de ganso o de cisne, pero se usaron también las plumas de los pavos.
La pluma de metal inventada en Estados Unidos en 1810 acabó con el uso de las verdaderas pero se quedaron con el nombre. Ahora la relación en nuestras mentes de la palabra “pluma” esta como sinónimo de escritura o de idea pública y nos facilita entender el tópico literario acuñado por el inglés Edward Bulwer-Lytton “La pluma es mas poderosa que la espada” (The pen is mightier than the sword).
Cada instante estamos mas lejos de la pluma (bolifrafos y esferos) como instrumento de la literatura, el primer golpe certero lo dio la maquina de escribir. Esta maravillosa invención era para los “adictos” una imprenta portátil que no requería mas que un ávido narrador y mucho papel.
Desde aquí entramos en un remolino en el tiempo y el espacio para estar de golpe y de frente mirándole los ojos a las redes sociales insertadas para siempre en Internet.
La “pluma” es un cursor, en medio del editor de texto de Microsoft, que desaparece y aparece como angustiado por recibir mi instrucción, porque no está en el momento en que comienzo a pulsar las letras en el teclado real o virtual y regresa cuando se acaba mi inspiración.
Autor: Luis Fernando Urrea Beltrán
Gracias por leer y por sus cometarios
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Hoy quiero hablarles de un clásico del cine de terror, incluso una película de culto para algunos cinéfilos del género, pero les hablo de ella, simplemente como punto de referencia, no se emocionen demasiado.
Es verdad, lamentablemente hemos olvidado la buena costumbre de escribir a puño y letra, se nos olvidó lo bonito de escribir cartas porque la tecnología poco a poco ha desplazado esas bonitas costumbres.
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