Cuando el presidente Gustavo Petro realizó la visita de estado a España y lo recibieron los más altos estamentos del estado; contando con el Rey, no puedo más que sentir pena propia. No porque se empecinara a no seguir los protocolos de vestimenta, más bien por esa extraña dualidad que posee él entre lo que hace y lo que dice.
Cada tanto alaba a Bolívar y su gesta espantando a españoles blanquitos, esclavistas y asesinos de indios. Pero trabaja para dos chapetones de muy mala reputación y como cereza del pastel se va hasta allá a extenderle la mano al Rey. En fin hipocresía.
Hay una historia que escuché por primera vez en el programa de televisión sábados felices.
Cuenta que un señor, un campecino estaba castigando a patadas a otro.
La gente le cuestiona su violencia y el justifica todo diciendo; que ese español, como todos son unos malvados. Porque se robaron el oro y violaron a las indias. En fin es un desgraciado - dijo.
La gente le regaño y le gritaron en coro: eso paso ya hace muchos años. Pero el continuando con su violencia les contestó - Pero yo hasta ahora me entero.
Estoy pensando que el campesino de la historia es Gusavo Petro.
- Luis Fernando Urrea Beltrán
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