Macondo es el escenario en el cual transcurre la historia bíblica de una población que pareciera tener un designio divino de llegar a la modernidad. Dicen que ese pueblo nació en Aracataca y que Gabriel García Márquez ungió de profeta augurándole una larga vida que la llevaría a ser una bulliciosa ciudad con edificios de cristal.
El caserío “era entonces una aldea de veinte casas de barro y cañabrava, construida a la orilla de un río de aguas diáfanas que se precipitaban por un lecho de piedras pulidas, blancas y enormes como huevos prehistóricos” fundado por los Buendía cobro vida literaria bautizado con la inequívoca etiqueta del fracaso y no es solo una interpretación fue la decisión del autor negar a los protagonistas de la obra una segunda oportunidad sobre la tierra. "...en el instante en que Aureliano Babilonia acabara de descifrar los pergaminos, y que todo lo escrito en ellos era irrepetible desde siempre y para siempre, porque las estirpes condenadas a cien años de soledad no tenían una segunda oportunidad sobre la tierra”.
Los analistas intuyen que Cien Años de Soledad es una obra que se sale de los ámbitos locales que se desborda sobre las fronteras de Colombia para reflejar la realidad latinoamericana.
Gabo recopilo la sabiduría popular, los recuerdos ancestrales de su familia y plasmo sus angustias, exploró sus esperanzas para crear una nueva leyenda, tal vez como hizo Platón con la Atlántida.
Melquiades es el gitano que sorprendía con las novedades de la tecnología en el caserío y las explicó de la forma más local para que la comunidad campesina entendiera dentro de su propio mundo los sucesos. “Las cosas tienen vida propia —pregonaba el gitano con áspero acento— todo es cuestión de despertarles el ánima”.
Remedios la bella la criatura más hermosa que ocasiono sin proponerlo la muerte de un forastero que la espiaba mientras se bañaba, es protagonista de una escena que en un pasado cercano era una ascensión al cielo en cuerpo y alma. Pero que en términos modernos es una abducción por fuerzas extraterrestres. Luego en el mundo real la prensa influyente intervino con sus pesquisas al nobel para que descubriera el origen de su protagonista y el creador y modelista de este personaje se aferró a la realidad argumentando que esa mujer existió pero que el acto de desaparición celestial era la forma más fácil de aceptar por todos que la niña consentida de la casa escapo con un enamorado.
Es seguro que más de estos eventos pintorescos esconden verdades más mundanas y además que no merezcan una interpretación metafórica como algunos proponen y como ejemplo esta la peste del insomnio cuya consecuencia es el olvido. Para este fenómeno hay evidencias médicas, pero para su interpretación que encaja en una conciencia universal superior algunos ven allí dramatizada la pérdida de identidad de los pueblos; por que pierden sus sueños y olvidan la cultura que los sostiene.
La obra misma es un grito contra el olvido o la ignorancia de las nuevas generaciones de esos hechos históricos y trágicos que nos hacen como somos. La matanza de la bananera no es ficticia es un hecho histórico donde los lectores sentimos una vergüenza absoluta de nuestras autoridades y gobernantes que prefirieron proteger los intereses de una empresa extranjera frente a los derechos de los ciudadanos.
Autor: Luis Fernando Urrea Beltrán
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