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martes, julio 04, 2017

NUNCA SUCEDIÓ

Nunca sucedió es la triste deducción de las nuevas generaciones o el deseo de los pueblos por olvidar eso que les avergüenza 



La iglesia católica llegó a un lugar tan importante para la humanidad que sus miembros certificados tienen que tener mucho cuidado en lo que dicen y hacen. Pero parece que este principio puro que se ha difundido en la opinión pública y está afirmado por el sentido común no ha calado en algunos de ellos.

Muchos de nosotros tenemos un inexplicable apego a la iglesia, a pesar de todo lo que sabemos que ha pasado preferimos aferrarnos no solo a lo bueno que su imagen representa sino a la historia constructora en la sociedad. Obviamente la idea de este artículo no es que olvidemos los grandes errores cometidos, como tal vez fue la intención de Richard Williamson, obispo amonestado por el Santo Padre por decir públicamente que no hay pruebas sobre el holocausto al pueblo judío durante la segunda guerra mundial. Asunto por el cual se juzga duramente a la iglesia por mantener relaciones diplomáticas con los nazis. Que puedo decir, nadie puede explicar como este señor puede ignorar todas las pruebas y testimonios.



En los Estados Unidos en los últimos años empezó a crecer una ola de duda sobre el viaje del Apolo 11, lo que aseguran estos individuos (organizados y con granes recursos técnicos) es que el hombre no llegó a la luna ese día. Además tienen la sospecha de que lo que el mundo entero vio fue un gran montaje de Hollywood.

En los últimos años el morbo de muchos lectores y aficionados al cine se dirige al libro "El Código Davicci", que no es otra cosa que la negación de muchos de los principios que fundan la actual iglesia de roma; Jesús no murió en la cruz, se casó con Maria Magdalena y su estirpe recorre la historia hasta el día de hoy

Nunca sucedió es la triste deducción de las nuevas generaciones o el deseo de los pueblos por olvidar eso que les avergüenza o les molesta. Sabemos que la historia la escribe el vencedor pero también sabemos que llega a ser re descubierta por los historiadores y arqueólogos.

Los colombianos recordamos la dureza de la conquista y lo sufrido de la independencia además no olvidamos las tristezas de la guerra de los mil días ni menos los motivos del bogotazo o la matanza de las bananeras. No olvidaremos la miles de tomas guerrilleras para robar los pueblos. Tampoco la sangrienta persecución de los miembros de la Unión Patriótica y jamás olvidaremos el holocausto de campesinos por los paramilitares.

Autor Luis Fernando Urrea Beltrán

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En borbotones surge cada minuto por los medios de comunicación la lectura del mundo en fragmentos que a veces disonantes dejan absortos a los lectores, oyentes y televidentes. La información fluye como los ríos y la noticia se forma como las gotas que muchas veces mojan a quienes no deben o no quieren ser mojados.

Los historiadores llaman “la patria boba” a ese periodo comprendido entre 1810 y 1815 tiempo que transcurre entre la declaración de independencia de Colombia y la inestabilidad política que ocasiona varias guerras regionales. Sin embargo para muchos otros estudiosos de la historia del país ese periodo de guerras entre hermanos no ha terminado.


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