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viernes, febrero 25, 2011

Futbolistas, modelos y geishas.

“Los derechos deportivos constituyen patrimonio del club..."



La película "Memorias de una geisha” dirigida por Rob Marshall, es una producción de “RED PRODUCTIONS” inspirada en el libro del norte americano Arthur Golden.
Esta producción logra cambiar nuestra idea sobre la vida de estas mujeres a las que tenemos como prostitutas finas. Aunque
algunas de estas mujeres sí realizan la venta de servicios sexuales, en la película descubrimos que no es una generalidad de esta dura vida a la cual son llevadas desde muy jóvenes para ser educadas de manera especial para satisfacer las exigencias de hombres acaudalados que puedan pagar por sus servicios. Como es de suponerse nada de lo que les brindan cuando llegan al nuevo hogar es gratis, desde el costo de la adquisición de la niña pasando por su vestimenta y alimentación se van anotando a favor como una cuenta por cobrar para el día en que esta mujer tenga un valor comercial entre los hombres de la comunidad.
Para nadie es extraño escuchar de la compra y venta de los pases de los jugadores de fútbol que viene a ser como un derecho de propiedad sobre las capacidades deportivas, de acuerdo al capitulo
IV de los Estatuto del Jugador de la Federación Colombiana de Fútbol en su artículo 22. “Los derechos deportivos constituyen patrimonio del club o del jugador que tiene su titularidad y por ello el propietario es el único que puede transferirlos con el cumplimiento de los requisitos establecidos por la FIFA, la Federación Colombiana de Fútbol y la DIMAYOR”.
Es interesante descubrir que talentos de este deporte “son propiedad” de escuelas de fútbol desde muy jóvenes y que al igual que en la historia de las geishas hay un mercadeo sobre las cualidades físicas de los jóvenes limitándolos a ser observadores de las decisiones de los adultos que afectan directamente sus vidas. Igualmente esto ocurre en el fastuoso mundo del modelaje. El “fashion” se apodera de las decisiones de no solamente niñas también están adentro jóvenes con cualidades físicas basadas en la juventud, la estatura y la belleza según los parámetros médiales internacionales. Donde los adultos mas comerciales no tanto por afecto a su preciado retoño los inscriben en una escuela donde le van enseñar a caminar para así exhibirse mejor y servir de estantes de ropa y quien quita cabe la posibilidad o el riesgo de venderse al mejor postor. Así es mejor ser feo, y pereciera ser una bendición no tener las cualidades comerciales que requiere el mercado más antiguo de la humanidad: la esclavitud. Lo que resta es estar pendiente sobre los derechos de lo niños que no sean encausados a destinos tan marcados para mundos tan cerrados donde tal vez nunca encuentren la salida.

 - Luis Fernando Urrea Beltrán

Gracias por leer y sus comentarios.
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