Solo fue una mordida a la manzana y todas las generaciones siguientes entendemos la diferencia entre el bien y el mal
La película protagonizada y dirigida por Ricky Gervais en una aventura escrita en combinación con Matthew Robinson nos lleva de golpe a un universo donde no existe la mentira.
Los personajes son honestos hasta el borde de la crueldad y no existe la duda o desconfianza entre ellos. Mark Bellison (Ricky Gervais) es un escritor de películas que es despedido y descubre que la gente crédula que lo rodea puede mejorar su mediocre vida con solo inventar una nueva historia.
La primera mentira que dice es sobre su saldo en el banco, después de eso la realidad deja de tener importancia y el mundo se convierte en una descripción personal en la que intenta dar esperanza y a la vez mantener la moral.La ridiculez de la historia puede impulsarnos a abandonarla, pues a quien se le puede ocurrir hacer una película que cuente la historia de un hombre que le dice mentiras a la gente y todos las creen. Lo bizarro es en nuestra dura realidad estamos rodeados de cuentos que adoptamos como propios y los preferimos sobre los eventos que realmente intervienen con consecuencias en nuestras vidas.
Para no meterme en el lio de controvertir religiones solo describiré que en el caso de la literatura y el cine existe el versión libre donde eventos trágicos de pueden convertirse en historias para niños o realidades prehistóricas que llegan a nuestros días no pasan a ser más que divertida mitología.
La compilación y combinación de historia con mitos forza al sentido común hasta el borde y se pierde la inocencia como nos lo advertía la biblia; Solo fue una mordida a la manzana y todas las generaciones siguientes entendemos la diferencia entre el bien y el mal. Ese día, cuando Adán saboreo la fruta descubrió la duda, desde ese día nada es la verdad absoluta. Porque en nuestro corazón ya estaba instalada la mentira.
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En borbotones surge cada minuto por los medios de comunicación la lectura del mundo en fragmentos que a veces disonantes dejan absortos a los lectores, oyentes y televidentes. La información fluye como los ríos y la noticia se forma como las gotas que muchas veces mojan a quienes no deben o no quieren ser mojados.
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